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Nofumadores advierte de que los avances en salud pública están en riesgo si no se aprueba con urgencia la ley antitabaco

«Hoy vemos con preocupación cómo una nueva generación vuelve a engancharse a la nicotina», señala Raquel Fernández Megina

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  • Image by Dieter Löffler from Pixabay

Se cumplen dos décadas desde la aprobación de la primera Ley Antitabaco en España (2005) y quince años desde su ampliación en 2010, dos hitos que transformaron los hábitos sociales y redujeron de forma drástica la exposición al humo en espacios públicos. Veinte años después, el balance es agridulce: los logros alcanzados conviven hoy con una nueva amenaza, el auge del consumo de nicotina entre menores y jóvenes, mientras la esperada actualización legal continúa encallada.

Desde la entrada en vigor de la normativa, la prevalencia del tabaquismo ha descendido desde cifras superiores al 25 % hasta situarse en torno al 19 %. «Fue un avance histórico que salvó miles de vidas y cambió la relación de la sociedad con el tabaco», señala Raquel Fernández Megina, presidenta de Nofumadores.org. «Pero nunca se concibió como un punto final. Hoy vemos con preocupación cómo una nueva generación vuelve a engancharse a la nicotina».

Nuevos productos, viejas consecuencias

La alarma lanzada por sociedades científicas —especialmente del ámbito de la cardiología— confirma la tendencia. El consumo de vapeadores, bolsitas de nicotina y otros dispositivos se ha extendido entre adolescentes cada vez más jóvenes: un 27 % de los menores de entre 14 y 18 años los consume a diario, con casos de iniciación en torno a los 12 años.

«La industria ha cambiado el envoltorio, no el objetivo», advierte Fernández Megina. «Ahora la nicotina se presenta como tecnología, como moda o como algo aparentemente inocuo, pero sigue generando adicción y daños cardiovasculares. Si no actuamos con rapidez, nos enfrentamos a una nueva ola de dependencia similar a la del siglo XX».

Un anteproyecto que no basta si no se convierte en ley

Nofumadores.org reconoce que el anteproyecto de reforma aprobado por el Gobierno supone un paso adelante: amplía los espacios sin humo, introduce perímetros de protección en exteriores y aborda por primera vez los nuevos productos de nicotina. Pero insiste en que un anteproyecto no protege a nadie mientras no se convierta en ley.

Además, denuncia carencias clave: la reducción del número de puntos de venta, la aplicación efectiva de la norma —especialmente en la venta a menores—, el aumento drástico de los impuestos a todos los productos de tabaco y nicotina, el empaquetado neutro y la reconversión de los cultivos de tabaco. «Valoramos que por fin se reconozca que la ley vigente ha quedado obsoleta, pero el texto es insuficiente y la tramitación es lenta», subraya Fernández Megina. «El riesgo es que la reforma llegue tarde o debilitada por la presión del lobby del tabaco».

La presión de la industria, más visible

La asociación alerta de un proceso de renormalización del consumo impulsado por la industria, con presencia creciente de productos de nicotina en series, películas, videoclips y redes sociales, además de artículos pagados en medios tradicionales que difunden la falacia de la «reducción del daño».

A ello se suma una intensa actividad de los grupos de presión en el ámbito político, especialmente en territorios como Extremadura y Canarias. En la primera se concentra cerca del 98 % del cultivo de tabaco en España, una realidad que, según Nofumadores.org, ha otorgado históricamente a la industria una enorme capacidad de influencia. «Es imprescindible una reconversión real y planificada del sector que proteja a los agricultores y rompa la dependencia estructural», apunta su presidenta.

En Canarias, la organización denuncia que el régimen fiscal especial sigue funcionando de facto como un paraíso para el tabaco, con precios artificialmente bajos que favorecen el consumo. «No tiene sentido mantener un tratamiento excepcional que abarata un producto que sabemos que mata», afirma Fernández Megina.

«Estamos viendo cómo se repiten estrategias que creíamos superadas», añade. «Algunos responsables políticos reproducen argumentos de la industria y retrasan decisiones urgentes. Los intereses económicos del tabaco no pueden estar nunca por encima de la salud pública; además, la salud pública también es economía».

Un aniversario para actuar

Desde Nofumadores.org insisten en que este aniversario no es momento para la complacencia. «Es legítimo alegrarse por lo conseguido, pero sería un error histórico dormirse en los laureles», advierte Fernández Megina. La asociación reclama un pacto de Estado para aprobar una nueva Ley Antitabaco ambiciosa, blindada frente a la interferencia de la industria, que regule con firmeza los nuevos productos y sitúe la protección de la infancia y la adolescencia en el centro.

«Hace 20 años la clase política española fue valiente y demostró que legislar en favor de la salud era posible», concluye. «Hoy necesitamos esa misma valentía. Si retrasamos de nuevo la ley, asumiremos conscientemente el coste de una nueva generación enganchada a la nicotina».

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