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"Rüidø" el rugido en forma de nuevo disco del grupo 57 grados, sonido con D.O. Berriozar

Dos de sus componentes, Txema Valenzuela y Míchel Goñi son de Berriozar

  • Portada del disco "Rüidø", de 57 grados
  • ara quienes deseen sumergirse en este "Rüidø", el álbum ya está disponible en las principales plataformas de streaming 

En un mundo saturado de estímulos digitales de diez segundos que desfilan ante nuestros ojos sin dejar huella, la banda 57 grados apuesta por un formato que exige atención y promete recompensarla con creces. Su nuevo disco "Rüidø" acaba de ver la luz como una invitación a desconectar del bombardeo constante de información para zambullirse en diez canciones que exigen ser escuchadas en su totalidad, como un cuerpo completo y no como fragmentos aislados.

57 grados no es un grupo novato en la escena musical. Con más de veinte años de trayectoria y varios álbumes en su haber, esta banda afincada en Madrid mantiene un fuerte vínculo con Navarra, especialmente con la localidad de Berriozar. Txema Valenzuela (guitarra y voz) y Míchel Goñi (batería y coros), dos de sus tres integrantes, son originarios de esta localidad navarra, mientras que Alberto Marrodán, conocido como Dan, completa la formación al bajo y los coros.

Esta conexión navarra no es nueva. Ya en 2009, el grupo participó en un concurso para crear la canción del "Yo no bajo", iniciativa relacionada con Osasuna, cuando estaban preparando lo que sería su primer disco. Además, recientemente participaron en un concierto en la sociedad La Barga de Berriozar en un homenaje a grupos locales de esta localidad navarra donde el rock tiene denominación de origen con exponentes como Marea. 

Un disco que reivindica la experiencia completa

"Rüidø", grabado en los estudios Kasperle Music de Torrejón de Ardoz con Javier Correal a los mandos, se presenta como una colección cohesionada de diez temas que invita a recuperar el ritual de la escucha atenta, algo que el grupo reivindica desde la presentación misma del álbum: "Tu atención es algo valioso, tanto, que todo el mundo se pelea por ella. Nosotros te proponemos un trato: te ofrecemos 10 canciones a cambio de poco más de media hora de tu tiempo. Tiempo de ese que se te va volando viendo memeces en el móvil".

Esta declaración de intenciones no es casual en una era donde, como señala la banda, nadie escucha discos completos pero sí un montón de "idioteces" a través de pantallas. El disco se convierte así en un manifiesto contra la dispersión digital y a favor de la concentración en una experiencia musical completa.

La mala leche como motor creativo

En la entrevista realizada por el periodista musical Luis Miguel Flores, incluida en la presentación del disco, los miembros de 57 grados no esconden que este trabajo está impulsado por cierta dosis de "mala leche". Cuando se les pregunta por los ruidos más molestos en la actualidad, Txema responde sin ambages: "El de todo el mundo opinando y dando lecciones al mismo tiempo sin ningún criterio", mientras que Míchel señala "el timeline de Twitter, la TV a cualquier hora y la lista de libros más vendidos".

Esta crítica a la vacuidad contemporánea queda patente en temas como "Frases vacías", que aborda directamente la superficialidad del discurso actual. Como explica Txema: "Nos pasamos el día viendo, escuchando y leyendo mensajes que son basura de gente que quiere hacerse notar. Se habla más que nunca en público, pero se dice muy poco".

Un sonido que bebe de muchas fuentes

Musicalmente, "Rüidø" se presenta como una destilación de todo el recorrido previo de la banda, pero con un enfoque más directo y suelto. El álbum muestra influencias del rock setentero, con referencias a figuras como Rory Gallagher y Rosendo, pero como señala Dan, "la lista de referencias no cabría en estas páginas".

La variedad de influencias es notable: "Como siempre, hay muchas cosas que están ahí aunque no se vean, hay referencias innegables al rock de los 70 , pero también a la música británica de los 60 y de los 90 , por haber, hay hasta referencias a Henry Mancini o Koji Kondo", apunta el bajista.

Un viaje por las diez canciones

El álbum se divide conceptualmente en dos caras, como los vinilos de antaño. La cara A abre con "Vente conmigo", un tema que inicialmente era "casi una broma" con toques de música surf sobre una base de blues menor, pero que evolucionó hacia una crítica al ascensor social "averiado".

Le siguen "Cuántos como yo", una reflexión sobre sentirse fuera de lugar en el mundo de los influencers y figuras mediáticas efímeras; "Tantas cosas a la vez", que aborda la sobrecarga informativa; "Nadie le avisó", una crítica a quienes se sienten superiores sin motivo; y "Frases vacías", inspirada en la famosa cita de Groucho Marx sobre el silencio y la estupidez.

La cara B comienza con "Es ruido", una metáfora sobre cómo se percibe el contenido que publicamos en redes sociales; seguida de "Gorro de papel", descrita por la banda como "el caldo de pollo concentrado de la mala leche del disco", con influencias que van desde los Kinks hasta el thrash metal.

El álbum continúa con "Otro rastro", enriquecida con una sección de vientos que incluye a Miguel MSax Camblor al saxofón; "Cookies", una reflexión sobre la vigilancia digital constante; y concluye con "Falta rockandroll", una reivindicación de la autenticidad frente a las posturas impostadas.

El sello visual de Txuma Campos

Un elemento fundamental en la identidad de "Rüidø" es su diseño, obra del berriozartarra Txuma Campos. Con más de veinticinco años de experiencia en el mundo del diseño desde 1998, Campos ha aportado al disco una estética que complementa perfectamente su espíritu crítico y directo.

La portada, fotografiada también por Campos, captura la esencia del proyecto: un diseño que invita a la reflexión, alejado de las tendencias efímeras y coherente con el mensaje de la banda. Este trabajo no es una colaboración ocasional, pues Campos ya había diseñado la portada del primer álbum de 57 grados, "Se ha acabado el carnaval", en 2011.

Discografía

"Rüidø" se suma a una discografía que incluye trabajos anteriores como "Se ha acabado el carnaval" (2011), "Múltiplos de cero" (2013), "Paramnesia" (2014), "Inmunes" (2017) y "... De andar por casa" (2020), este último grabado durante el confinamiento pandémico en estudios caseros y publicado canción a canción.

Con esta nueva entrega, 57 grados reafirma su identidad como banda independiente que se mantiene fiel a sus principios y a un sonido reconocible, sin ceder a las presiones del mercado ni a las modas pasajeras. Como ellos mismos reivindican en su tema "Falta rockandroll": "Pijos levantando la bandera del punk, bluesmen contando historias que acaban bien, indies distribuidos por Sony, ofendiditos a tutiplén...".

La banda con raíces en Berriozar ha conseguido crear un trabajo que, sin renunciar a sus influencias, suena fresco y pertinente en 2025. Un álbum que, como ellos mismos sugieren, podría dejar "algo de poso" en quien se anime a dedicarle esa media hora de atención plena. Un ejercicio cada vez más difícil pero, quizás por ello, más necesario que nunca.

Para quienes deseen sumergirse en este "Rüidø", el álbum ya está disponible en las principales plataformas de streaming aunque la banda invita a escucharlo de principio a fin, como un viaje completo, en lugar de consumir canciones aisladas. Una reivindicación del formato álbum que, en los tiempos que corren, suena casi revolucionaria.


 

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