Con artesanía, nuevas técnicas amparadas en la sostenibilidad y nombres del diseño que traspasan fronteras, la BAC Fashion Week Honduras se ha convertido en un despliegue de tendencias y moda en la capital de Tegucigalpa, donde la iniciativa capitaneada por Fanne y Alejandro Medrano sitúa la ciudad como un referente en moda para LATAM.
Colecciones de baño pensadas para ser lucidas en el día a día, trajes de novia y de invitada y prendas enmarcadas en el pret-a-porter, la pasarela asienta la cultura de la moda en Honduras, una labor que, en palabras de Medrano, ha sido “difícil”, pero que se consolida como un formato sólido de celebración bianual.
El estadounidense Naem Khaan o diseñadores como Custo Barcelona son algunos nombres consagrados en la industria que han mostrado su apoyo a la iniciativa, que este año cerraba como creadora invitada Giannina Azar, diseñadora de celebridades como Madonna o Jennifer López, en un desfile cuya regiduría y dirección de pasarela orquestaba Nelson Marte.
Centroamérica y su artesanía, tesoros de moda de autor
Implementando tendencias y también prendas industrializadas como parte de la moda del futuro, la pasarela apuesta por resaltar la identidad hondureña a través de sus técnicas artesanales de carácter ancestral, una forma de apoyar el trabajo local y también de reivindicar aquellas técnicas amenazadas con caer en desuso por el paso del tiempo, y que resumen en su claim; ‘Viste nacional’.
Desde la confección de telas lencas, entramados coloridos con estampados de cuadros distintivos de la región de Honduras y adscritos a su patrimonio cultural, hasta nuevos talentos y nombres, como la intervención de la diseñadora Pili Luna, que realiza textiles a través de la curtición de piel de pescado, con una propuesta que comercializa internacionalmente gracias a la innovación y sostenibilidad de su proyecto, apoyado desde sus albores por los Medrano.
Como materia prima fundamental, los textiles de pescado fueron utilizados por Fanne Medrano en una de sus primeras colecciones al frente de su firma ‘Cayelala’, que en esta edición inauguraba la pasarela con un desfile cosmopolita y sofisticado al aire libre, donde la diseñadora y directora del proyecto presentaba una línea que comenzaba con trajes de tweed y tartán en dos piezas para finalizar en propuestas de invitada de corte sirena. Una simbiosis entre el estilo europeo y el centroamericano que seducía a los invitados.
Un día después, el Hotel Intercontinental de Tegucigalpa acogía el resto de desfiles, inaugurados y clausurados con una actuación de la bailarina Marina Bravo, una de las figuras más prometedoras del Ballet Nacional de España que viajaba a la capital para realizar tres cuidadas incursiones en escena.
La pasarela mostraba las creaciones de Miguel Chong, uno de los diseñadores veteranos en esta iniciativa, que en esta ocasión rendía tributo a España con una colección de noche salpicada por brillos, contrastes y el uso de elementos vinculados al folclore español como mantones de manila o sombreros cordobeses.
El mar y los espectaculares paisajes caribeños de la isla hondureña de Roatán servían como nicho de inspiración para el creador J.M Nicaragua y también para la firma Glamo, capitaneada por las diseñadoras Gladis González y Mónica Gil, en un despliegue de bodies, bikinis y bañadores pensados para ser lucidos en el día a día combinados con prendas como faldas, pareos o shorts.
Azules celestes evolucionan a tonalidades más intensas como el turquesa, en tejidos vaporosos y consistentes que evocan el distintivo color del Caribe en las prendas presentadas por estos diseñadores, un guiño a uno de los paisajes más cautivadores de la escena nacional.
En una colección completa entre rojos, negros y blancos, la diseñadora Luz Ernestina Mejía presentaba una colección de invitada y fiesta donde los encajes estratégicos son protagonistas, y que daba paso a las creaciones de Belkis Paz, que vuelca su conocimiento como arquitecta en la costura a través de cuidados patrones escultóricos y formas depuradas en sus trajes de novia, con una colección que recuerda a la arquitectura empleada en las iglesias.
Moda que late a un compás solidario
La pasarela se ha convertido en un escenario para presentar en exclusiva la parte solidaria del proyecto, la Fundación Corazones Afortunados, que nace con el fin de promover proyectos de prevención en las enfermedades cardiovasculares y cardiopatías congénitas.
La iniciativa de Alejandro Medrano nace desde la propia experiencia al ser diagnosticado con una endocarditis infecciosa a raíz de un soplo en el corazón, una enfermedad que trata de visibilizar a través de esta fundación, con el objetivo de buscar medios para paliar esta situación común y en muchas ocasiones silenciada.
Un proyecto en expansión
Con el cometido de expandir la moda latinoamericana por el mundo y con dos ediciones anuales de BAC fashionweek Honduras y la Pasarela Latinoamericana en Madrid desde 2019, el siguiente punto pasa por acercar distancias a un punto estratégico clave e intermedio entre Europa y LATAM; Panamá.
Por su ubicación y conexión con ambos lugares, Panamá se convierte en un objetivo sobre el que trabajar de cara a estrechar puentes en moda para ambos continentes, acercando desde culturas hasta técnicas y formas de trabajo que puedan enriquecerse y compartir una visión de la moda del futuro.