El ámbito de la seguridad, tanto pública como privada, desempeña un papel fundamental en la sociedad. Ya sea desde las entidades públicas, como la Policía Nacional y la Guardia Civil, o como agentes privados, los profesionales en esta rama están presentes en múltiples ámbitos de la vida cotidiana moderna. Sus funciones abordan aspectos como la prevención del delito, la aplicación de la Ley, el mantenimiento del orden o incluso la protección de civiles en negocios o edificios particulares, entre muchas otras tareas.
Todas estas tareas se traducen en un amplio espectro de oportunidades laborales para muchas personas, quienes buscan especializarse como profesionales en distintas ramas de seguridad privada y pública. Sin embargo, esto requiere de una formación de calidad en estos ámbitos, que aborde las particularidades y conocimientos específicos en cada área de actuación. En ese sentido, uno de los mejores centros académicos es la Escuela Superior de Seguridad, donde más de 30.000 estudiantes se han labrado una plaza laboral en este sector, gracias a sus programas formativos.
Expertos de referencia en la formación de profesionales para la seguridad pública y privada
La Escuela Superior de Seguridad es una institución con sede en La Laguna, y varias sucursales distribuidas en distintas zonas de Tenerife, que nace con el objetivo de formar profesionales de alto nivel en las diferentes áreas de la seguridad privada y pública. Fundada en 1995, esta academia cuenta con un profesorado altamente cualificado, que trabaja en coordinación con su personal administrativo, para impulsar al máximo la carrera y los objetivos de sus alumnos. Esto los ha llevado a convertirse en un referente del sector, lo que se ve reflejado en la Estrella de Oro a la Excelencia Profesional obtenida por este centro en 2018.
A partir de 1996, esta academia cuenta con la acreditación oficial del Ministerio del Interior para formar a los vigilantes de seguridad privada en sus diferentes ramas de especialidad. Esto incluye más de una docena de áreas, desde servicios de transportes de riesgo hasta vigilancia de instalaciones nucleares y otras infraestructuras críticas. Asimismo, sus programas educativos abordan la preparación para directores de seguridad y detectives privados, así como agentes de las entidades públicas, como Policía Nacional, Guardia Civil y el Cuerpo Policial Local de Canarias.
Además, desde 2015, la escuela ofrece formación universitaria para la promoción profesional para miembros de entidades en este ámbito, tanto públicas como privadas. Para llevar a cabo esta capacitación, cuenta con un convenio con el rectorado de la Universidad de La Laguna, establecido en 2014, que les permite impartir estos programas centrados en materia de seguridad y convivencia.
Todas estas formaciones se llevan a cabo desde una perspectiva universitaria, con un alto rigor científico y social, mediante una metodología que equilibra los contenidos teóricos con ejercicios y situaciones prácticas. Esto les permite preparar a sus estudiantes para afrontar las los estándares de la sociedad actual, los cuales son cada vez más exigentes y rigurosos en materia de seguridad.
La importancia de los agentes de seguridad y el papel que desempeñan en la sociedad
La labor de las instituciones públicas en esta materia, así como el respaldo proporcionado por los agentes de seguridad privada, tienen un profundo impacto para la sociedad en diversos aspectos. Una de ellas es la calidad de vida de las personas, ya que su trabajo permite establecer condiciones de orden y paz, donde la gente puede vivir, trabajar y disfrutar libremente de su tiempo con tranquilidad, lo que contribuye al bienestar general de la población.
Del mismo modo, estas entidades son fundamentales para el desarrollo económico. Un entorno seguro favorece el crecimiento de los negocios y atrae a los inversores externos, lo que a su vez genera más empleo y mejora las condiciones de la respectiva economía. Otra de sus contribuciones es la cohesión social. Al sentirse más seguras, las personas también son más propensas a confiar en las instituciones y unas en otras. Esto fomenta una mayor participación ciudadana y construye comunidades más fuertes.
Adicionalmente, su labor tiene un impacto determinante en la salud mental de la población. Vivir en mejores condiciones de seguridad genera un efecto positivo en este aspecto, ya que aporta una disminución del estrés y la ansiedad ocasionados por posibles peligros en el día a día. De este modo, la sociedad puede alcanzar un mejor estado de ánimo generalizado, que favorece su desarrollo saludable.
No obstante, para hacer realidad estos beneficios e impactos positivos en la sociedad, se requiere de agentes de seguridad privada y pública formados en excelencia, con capacidad profesional y un marcado código ético para ejercer sus labores. En ese sentido, uno de los centros de referencia en la preparación de estos profesionales es la Escuela Superior de Seguridad, cuyos numerosos éxitos reflejan su compromiso con la formación de calidad en estas áreas.